Un Moscú atestado de descomunales bichos, de peligros
acechantes en cualquier esquina. De un ambiente oscuro y grotesco, donde la
atmósfera se vuelve irrespirable. Este es el ambiente postapocalíptico de
«Metro Redux», la versión remasterizada de la serie («Metro: Last Light» y
«Metro 2033») que acaba de llegar a las consolas de nueva generación
(PlayStation 4 y Xbox One).
El jugador puede utilizar dos modos de juego, uno de ellos,
el directo y, otro, el de supervivencia, que viene con reducción de la munición.
La mecánica orientada al «survival horror» está repleta de dificultades,
mientras que en el caso de la lucha por la supervivencia es quizá más
emocionante, con una cadencia lenta y tensionada. De hecho, hay más temor en el
ensordecedor silencio que en la rugir de una escopeta. El juego no goza
precisamente de abundante y generosa opción para recargar balas, con lo que hay
que ser precavido y administrar bien los tiros. En el caso del combate más
directo, las habilidades cambian y se dispone de recursos más abundantes, lo
que consigue una experiencia totalmente distinta.
Se trata de un juego que va al grano, es dinero en sus
pretensiones y claro en su cometido. La línea argumental, inspirada en las
novelas de Dmitri Glujovski, pierde encanto con algunas secuencias y llega a
ser incluso algo dispar sin coherencia. Así, la historia se centra en la
capital rusa. El mundo conocido ha quedado devastado a causa de un
acontecimiento que ha aniquilado a gran parte de la Humanidad. Los pocos
supervivientes se han refugiado en las profundidades de las líneas de metro y,
en medio del caos, la lucha por la supervivencia está garantizada. Y hay que
estar preparado para resolver los conflictos.
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